Memoria
“Sólo una cosa no hay. Es el olvido”, escribe Borges en el primer verso de su poema Everness. En la gran memoria del Universo —que es a la que se refiere el escritor argentino—, cabe todo: el metal y la escoria, “las lunas que serán y las que han sido.” Desde 1968, el 2 octubre es un día que subsiste en la memoria de los mexicanos. “¡No se olvida!”, grita la gente en las movilizaciones, entre la ira y la incertidumbre.
A 50 años del trágico final del Movimiento Estudiantil más importante del siglo XX en México, la Dirección de Danza de la UNAM ha preparado una ofrenda a la memoria. Como parte del proyecto M68, el 1 de octubre se llevará a cabo una acción coreográfica masiva en la Plaza de las Tres Culturas, una ocupación del espacio en busca del desagravio.
La memoria también estará presente en la recuperación de tres coreografías mexicanas de los años ochenta a cargo de la compañía Danza Capital; se desplegará, hilo a hilo, en el sari, prenda femenina típica de la India, sobre la que reflexiona Malavika Sarukkai.
Memoria anulada por la velocidad de la era moderna es la que expondrá la compañía israelí Vertigo, memoria eclipsada para enfrentarse a la danza pura es la que pedirán al público los ejecutantes de la obra pause, de Deborah Hay.
En el otoño, Danza UNAM los invita a no olvidar, a conjugar el verbo recordar--
como escribió Rosario Castellanos--, “hasta que la justicia se siente con nosotros”.